“Así que, pasados tres meses,
navegamos en una nave
Alejandrina
que había invernado en la
isla,
la cual tenía por enseña á
Cástor y Pólux.”
Hechos 28:11
En este mito hay dos pares de gemelos,
uno masculino y uno femenino. La mitad de cada par es mortal y la otra mitad es
inmortal.
Los Dióscoros, unidos por el amor fraternal, nunca se separaban el uno del otro en ninguna de sus aventuras y se convirtieron en el orgullo de Esparta. Participaron de la expedición que fue en busca del Vellocino de Oro y también tomaron parte activa en la invasión de Atenas cuando se descubrió que Helena de Troya había sido raptada por el héroe Teseo.
Cástor era famoso como soldado y
domador de caballos y Pólux como boxeador. Ambos ambiciosos, atrevidos,
audaces, inquietos, llenos de vida y juventud eran conocidos por su tendencia a
buscar aventuras y hazañas. Presiden la vida heroica juvenil y floreciente y como
héroes se los veneraba no sólo en Esparta, sino también en la Hélade y Sicilia.
Se destacaban en atletismo y eran entusiastas bailarines. En la danza de guerra
que inventaron, veloz y fogosa, los dióscoros giran como pareja de danzantes
mientras Atenea los acompaña tocando la flauta. La canción de Cástor precede al
ejército espartano y al frente del ejército camina el antiguo símbolo de los
dióscoros, ( ∏ ) la doble viga unida por travesaños.
Según el mito Cástor y Pólux pelearon
con otro par de gemelos, Idas y Linceo. Idas mató a Cástor el gemelo mortal y
Pólux a su vez mató a Linceo con su lanza. Zeus intervino en nombre de su hijo
e hirió mortalmente a Idas con un rayo. La pena de Pólux por la muerte de su
hermano era tan grande que imploró a su padre Zeus que le devolviera la vida o
él rechazaba su inmortalidad sino podía compartirla con Cástor. Zeus conmovido,
se compadeció de los hermanos y les permitió compartir sus destinos de vida y
de muerte. Pertenecen a medias al Olimpo celestial y a medias al mundo
subterráneo de Hades. Cambian de lugar en días alternos y se pasean de la
oscuridad a la luz y de la luz a la oscuridad.
Los gemelos simbolizan una experiencia
cíclica de opuestos, ya que cuando son mortales, deben probar la muerte y la
oscuridad y cuando son divinos, la luz y los placeres de los dioses.
En la mitología romana encontramos a
otros gemelos. Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad de Roma. Eran hijos del
dios de la guerra, Marte y habían sido criados por una loba. En este caso
hallamos la pelea y la rivalidad entre los hermanos. Remo muere intentando
matar a Rómulo. Remo es el gemelo “oscuro” que intenta destruir a su hermano
“luminoso”, Rómulo.
Este par de fuerzas, la oscura y la luminosa,
tiene que ver con el profundo dilema humano al que Carl Jung denomina “la
sombra”, el enemigo interno, el hermano nacido en el mismo útero que no puede
ser vencido y con quien uno debe estar en constante lucha.
En la Biblia también nos encontramos con Caín y Abel que, aún sin ser gemelos, simbolizan la polaridad del hermano “oscuro” Caín y el hermano “luminoso” Abel.
En la mitología sumeria hallamos a
Inanna y Ereshkigal, las dos hermanas enemigas, en donde el aspecto luminoso
tiene que aprender la muerte y la regeneración del aspecto oscuro.
El tema de la luz y la oscuridad
penetra profundamente en la mitología e impregna la visión de las grandes
religiones del mundo.
Los opuestos pueden variar. La batalla
puede estar entre lo masculino y lo femenino, entre los valores intelectuales y
emocionales, entre los objetivos espirituales y corporales o entre cualidades
negativas y positivas.
Cástor Y Pólux
Josefa Parra Ramos (1)
Como bellas estatuas gemelas,
los nombres se entrelazan sin recato,
desnudos.
Bien sé que la locura os posee igualmente,
que las mismas salvajes laderas os recorren
los cuerpos adorables, oscurísimos cuerpos
donde el rizado vello se vuelve en contra mía
con el olor del ámbar y del lirio silente.
los nombres se entrelazan sin recato,
desnudos.
Bien sé que la locura os posee igualmente,
que las mismas salvajes laderas os recorren
los cuerpos adorables, oscurísimos cuerpos
donde el rizado vello se vuelve en contra mía
con el olor del ámbar y del lirio silente.
Os amo desde el
borde del miedo.
(1) Nació en Jerez de la Frontera en 1965. Es licenciada en Filología
Hispánica. Ha recibido los premios de poesía Breve Domecq (1989), Loewe a la
creación joven (1995), además de haber sido dos veces finalista del Carmen
Conde. Obra
poética:
“Elogio a la mala yerba”, “Tratado de cicatrices”, “Geografía carnal”.
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