En el siglo XX en Francia los discípulos de Mallarmé desarrollan la poesía pura, que busca llegar hasta la esencia de las cosas, despojándolas de su apariencia. El más importante es Paul Valéry (1871-1945), autor de La joven Parca (1917) y El cementerio marino (1922). Da gran importancia a la exactitud y a la precisión de la palabra. También busca este clasicismo moderno la poesía cristiana de Paul Claudel (1868- 1955) y de Charles Péguy (1873-1914).
Lea el poema "Dichosos los que han muerto" http://poesia-mayor.blogspot.com/2012/09/poema-de-charles-peguy-dichosos-los-que.html
Este texto fue una verdadera "autoprofecía". Vea como murió el poeta:
SU MUERTE
El 4 de setiembre, Péguy llega con su compañía a Montmélian, cerca de Saint-Witz. No hay más rezagados. Sólo hay un ejército que combatirá y que sabe lo que está en juego en esa batalla. Marchan en dirección de Meaux. En Nantouillet, el Sargento Victor Boudon ve «a Péguy sentado sobre una piedra al rayo del sol, blanco del polvo del camino, inundado de transpiración, con la barba crecida y los ojos vivaces detrás de sus anteojos sin patillas, (que) relee con lágrimas de alegría una carta de los suyos recibida el día anterior».
La 19ª se despliega en dirección de Villeroy. A las cuatro y media se desencadena el ataque. Se dispara a los alemanes a quinietos metros. Estos se baten en retirada. Con los prismáticos en la mano Péguy los ve huir. Algunos oficiales caen alrededor suyo. Le gritan ¡Tírese al piso! Siempre de pie Péguy aúlla sus órdenes. En ese momento cae, herido en el medio de la frente, sin gritar. Era la víspera de la Batalla del Marne. Sacrificio consentido, sin duda, muerte de caballero sin reproche, muerto de pie como se supo morir durante siglos, muerte que Péguy había deseado y merecido, muerte que en definitiva había cantado en las estrofas inmortales de Eva, cuarto Cuaderno de la décimo quinta serie:
«¡Felices los que han muerto en las grandes batallas,
Acostados sobre el piso frente a Dios.
Felices los que han muerto en el último sitial,
En el despliegue de los grandes funerales!»
La personalidad de Charles Péguy (1873-1914) es una de las más
atractivas de nuestro tiempo, también para el pensamiento cristiano, que ha
encontrado en el alma apasionada, en la mirada clara del poeta francés, un
nervio central para la comprensión de la experiencia cristiana en el mundo
presente.
Lea y analice en su taller el poema "La muerte no es nada" http://poesia-mayor.blogspot.com/2012/09/poema-de-charles-peguy-la-muerte-no-es.html
EN EL BARRIO DE BOURGOGNE
Péguy nació el 7 de enero de 1873 "En la
antigua Orleans severa y seria". Su padre, Désiré Péguy, carpintero,
había participado en la guerra de 1870 de la cual había vuelto enfermo. Se casó
el 8 de enero de 1872, no pudo retomar su oficio, se empleó en la municipalidad
y falleció el 18 de noviembre de 1873. La madre de Péguy, originaria de
Gennetines, cerca de Moulins, había aprendido a restaurar sillas. Era un buen
oficio,- veinte centavos por una silla común, treinta y cinco centavos por una
silla satinada-, con la condición de levantarse a las cuatro de la mañana y
acostarse poco antes de la medianoche. Su abuela la ayudaba, el pequeño Charles
también. Vivían en el barrio de Bourgogne, "una casa baja...La
ventana estaba enmarcada por una hilera de ladrillos carcomidos y sobre el
borde se alineaban las pesadas macetas en las que la abuela cultivaba
cuidadosamente, orgullosamente, maternalmente sus fucsias y sus bellos geranios
rojos."
Su madre le había enseñado a leer y a contar. A los
siete años entró en la escuela anexa de la Escuela Normal. Se levantaba a las
seis de la mañana para aprender sus lecciones y hacer los deberes, lustraba los
zuecos, comía una rodaja grande de pan embebida en café negro y partía hacia la
escuela.
Los Péguy eran cristianos católicos, tal como se entendía en
aquella época, es decir estaban bautizados e iban a misa los días de fiesta.
Péguy iba pues al catecismo. Pertenecía a la parroquia Saint-Aignan: “Nuestros
jóvenes vicarios nos decían exactamente lo contrario de lo que nos decían
nuestros jóvenes alumnos-maestros... No nos dábamos cuenta. La República y la
Iglesia nos dispensaban enseñanzas diametralmente opuestas...Tomábamos todo al
pie de la letra. Creíamos enteramente, y de la misma forma, y con el mismo
convencimiento, en todo lo que había en la gramática y en todo lo que había en
el catecismo...No habíamos olvidado ni a una ni al otro."
Estos primeros recuerdos del barrio de Bourgogne
llenarán toda su vida: "Todo estaba definido antes que
tuvieramos doce años", escribe. Y a pesar del liceo Lakanal,
Sainte-Barbe y la Escuela Normal, Péguy seguirá siendo el hijo de viejos
campesinos y de viejos artesanos que conoció y amó: "Durante toda mi
infancia vi restaurar sillas exactamente con el mismo amor, y con la misma
mano, que este pueblo había tallado sus catedrales..." Amor por el
trabajo bien hecho; Péguy conservará ese amor toda su vida. En los Cuadernos, pasará
días enteros en la composición, velando por la perfección de su obra, como buen
obrero de las letras que era.
Otro recuerdo del barrio de Bourgogne: Juana de
Arco. Todos los años, el 29 de abril y el 8 de mayo, el niño Péguy ve entrar a
Orleans, por la puerta de Bourgogne, una Juana de Arco a caballo, rodeada de
clérigos, consejales y bomberos: "Avanzaba, blanca, erguida,
mirando el cielo...Yo, la miraba..."
DESCUBRIMIENTO DE PARIS Y EL MUNDO
Alumno-de 1885 a 1891- del liceo de Orleans, en el
que había obtenido todos los premios, Péguy viene a estudiar retórica superior
al Lakanal. Es la época de la huelga de Carmaux. Péguy se inflamó con los
mineros, trabajó para ellos lo que le creó problemas con la administración.
Adelantándose a la convocatoria, vuelve a Orleans para su año de servicio
voluntario, del que egresa como sargento y, en octubre de 1893 entra en la
Escuela Sainte-Barbe. Los Tharaud han contado sus paseos interminables en el
Patio Rosado, en el que Péguy, ávido por dirigir, muestra ya dotes de líder.
Su mejor amigo, es por esa época Marcel Baudoin- con
cuya hermana habrá de casarse- un joven enigmático, de familia burguesa,
socialista y anticlerical, que iba a morir joven, durante su servicio militar y
cuya influencia en Péguy fue innegable. Allí descubre la belleza del mundo.
Primero París, con sus calles, sus casas y sus palacios. El París vivo, que
sufre, trabaja, ama y ruega. París, ciudad de libertad y gloria, ciudad de
miseria y revueltas, con "su cabeza sin cerebro y el corazón más
grande que haya latido jamás en el mundo". París con su pueblo:
trabajadores, curiosos, hombres apasionados por la justicia "singular
pueblo de Paris, pueblo de reyes, pueblo rey."
Va al Louvre, en el "Français", oye a
Mounet-Sully en Polyeucte, ve Antígona "espíritu
intratable que no sabe ceder ante el infortunio". Sus grandes
deslumbramientos datan de esta época: Homero, Sófocles, Corneille, Victor Hugo.
¿La miseria? La conoció muy joven, sabe que su
abuela "había luchado sola contra la miseria y había cansado a la
miseria, con los catorce centavos que ganaba fregando diez horas por día". La
reconoce en los suburbios, en esa sopa de La miga de Pan, a la que
el padre Battifol, capellán de Sainte-Barbe, lo ha invitado con sus compañeros;
en esas conferencias de Saint Vincent de Paul, a las que lo lleva su "fiel
Lotte".
En 1894, entra en la Escuela Normal Superior. Tiene
como maestros al buen Ollé-Laprune, Bédier, al joven Romain Rolland, Bergson.
El bibliotecario Lucien Herr, "director de conciencia muy laico de
la juventud universitaria francesa", tiene una influencia considerable
en él. El porvenir de Péguy ya parece trazado. Pero vive en la «pocilga».
Utopía, frecuenta a Jaurès a quien admira...Luego de un año de escuela,
hace un alto y vuelve a Orleans.
JUANA DE ARCO
Péguy no había vuelto a la casa del barrio de
Bourgogne, como se creyó entonces, para hacer la Revolución o para convertirse
en restaurador de sillas. Simplemente venía a meditar sobre Juana de Arco y a
terminar la enorme obra de teatro que siempre llevaba consigo a todas partes en
una valija cerrada con llave:Juana de Arco (1897). Para Péguy,
Juana de Arco aparece como la perfecta encarnación de Francia: piadosa con el
mal, fiel a su rey, sólidamente enraizada en su suelo natal, hija de
campesinos, sana y lúcida, joven y fresca, derecha en su intención y corazón,
insolente con los doctores, cristiana y no clerical, heroica y santa,
inteligente y activa, "flor de coraje francés, de caridad
francesa, de santidad francesa", en resumen: "La hija de
Lorena a la que ninguna iguala" Para Péguy es el tipo de héroe
socialista; sólo obedece a su inspiración que le viene de Dios y no tiene
demasiado en cuenta a las autoridades regulares.
El problema del mal ocupa ahora el primer plano en
el pensamiento de Péguy. Tiene pasión por la salvación, por la salvación humana
y temporal únicamente. "Les he dado mi pan, le hace decir
a Juana, ¡vaya negocio! Tendrán hambre esta noche, tendrán hambre
mañana". Inútil es entonces la caridad. "La religión
de Cristo, concluye Péguy, es una religión de desesperación,
porque desespera de la vida y sólo tiene esperanza en la eternidad". Estamos
en 1897. Habrá que esperar trece años para oir a Péguy hablarnos de nuevo de
Juana de Arco. Pero entonces, Péguy se habrá vuelto nuevamante cristiano y será
el admirable Misterio de la Caridad de Juana de Arco (1910).
SOCIALISTA Y PARTIDARIO DE DREYFUS
Reintegrado en 1896 a la Escuela Normal, luego de la
muerte de Marcel Baudoin, Péguy sólo iba a permanecer allí por poco tiempo más.
En efecto, se casa con la hermana de su amigo, funda una librería socialista y
publica Marcel, primer diálogo de la Ciudad armoniosa (1898),
en el que busca para el problema del mal una solución bien humana.
Influído por Lucien Herr, Péguy se había inscripto
en el Partido Socialista durante el primer año de la Escuela Normal: "Todo
era puro entonces, escribirá más tarde, todo era joven, un
socialismo joven, un poco grave, un poco niño".Evidentemente Péguy
nunca fue tomado en serio por Jaurès. ¿Su Socialismo? Consistía primero en
llevar la felicidad al mundo. Y para ello en restaurar el gusto por el trabajo
y la pobreza: "Un socialismo de San Francisco", al decir
de los Tharaud. La doctrina importaba poco, si se tenía un impulso del corazón,
si uno sabía sacrificarse por los demás, ser sincero. Así entendido, el
socialismo de Péguy ¿era algo distinto de la caridad? «La caridad, dijo
Dios, no me asombra... Esas pobres criaturas son tan desgraciadas que a menos
que se tenga un corazón de piedra, ¿cómo no tendrían caridad unas de
otras?..." Ese socialismo de Péguy iba a ser rudamente puesto a prueba
con el caso Dreyfus. El caso empezó verdaderamente en enero de 1898, con el
artículo de Zola "Yo acuso". Péguy se lanza a la
lucha, es arrestado en Versalles, conduce el combate en la Sorbona, pone al
Barrio Latino en estado de defensa republicana: "Herr comandaba a
las fuerzas republicanas los días en que no se combatía; yo las comandaba los
días en que se combatía". Péguy agrega: "Hay que
decir simplemente que fuimos héroes, y más precisamente héroes a la
francesa"..."Para él,escriben los Tharaud, el caso
Dreyfus había tomado de pronto una especie de grandeza sagrada...Era el debate
que continuaba entre Creón y Antígona, entre Félix y Polyeucte".
Hay que decir, y Péguy no nos desmentiría, que en
filas dreyfusistas, todo no era absolutamente puro. Al lado de los cristianos y
los utopistas, estaban los revolucionarios, los adversarios del régimen
cualquiera que sea, los anarquistas, los agentes del extranjero, contentos de
ver a los franceses despedazarse unos a otros, los aprovechadores y los
hábiles, siempre listos para sacar partido de la batalla y enriquecerse con los
despojos de los vencidos. Péguy, el poeta Péguy, no se dio cuenta al principio.
El formaba parte de los utopistas. Se explicaba y su explicación es la de un
cristiano más que la de un socialista:
"Una sola falta, un único deshonor alcanza para
perder el honor, para deshonrar a todo un pueblo. ...No nos colocábamos en otro
lugar que no fuera el de la salvación de Francia... En el fondo, no queríamos
que Francia se constituyera en pecado mortal".
Para trabajar en el Taller:
1) Analice el poema "La pequeña esperanza" http://poesia-mayor.blogspot.com/2012/09/poema-de-charles-peguy-la-pequena.html y compárelo con el texto bíblico de 1Corintios 13:8-13.
2) Investigue en qué consistió el "caso Dreyfus"
3) Escoja algún pasaje de la Biblia y otórguele un nuevo significado, aplicándolo en un poema.