jueves, 10 de mayo de 2012

UNA NECESARIA ACLARACIÓN.

Queridos lectores:

Tal vez algunos estéis extrañados con la aparición de poetas seculares y, aún más, aspectos mitológicos y religiosos no cristianos, en nuestras páginas.

Pensamos que Jesucristo, los apóstoles y las primeras comunidades cristianas vivieron y predicaron el Evangelio en un contexto cultural muy diferente al de hoy en muchos aspectos. Esa cultura se deja ver en el Nuevo Testamento, ya en palabras del Señor como de los evangelistas y apóstoles. Tanto los evangelios como las epístolas y la revelación, están sembrados de expresiones propias de la cultura greco-romana.

Si nos instruimos acerca de esos términos griegos y latinos, y sus significados para la época, comprenderemos mucho mejor lo difícil que fue la vida y transmisión del mensaje cristiano en aquel imperio politeista y pagano.

Adquirir estos conocimientos nos ayudan no sólo en nuestro progreso espiritual sino también para enriquecer nuestro acervo como poetas. Es necesario que renovemos nuestra mente y nos abramos a estos aprendizajes, sin abandonar nuestras convicciones cristianas.

Con afecto fraternal, vuestro amigo y hermano,

Iván Tapia CONTARDO.

CÁSTOR Y PÓLUX.


“Así que, pasados tres meses,
navegamos en una nave Alejandrina
que había invernado en la isla,
la cual tenía por enseña á Cástor y Pólux.”
Hechos 28:11

 Los gemelos más conocidos, Cástor y Polydeuces (Pólux en latín) asociados a las estrellas de la constelación de Géminis, eran llamados los Dióscoros que significa “los hijos de un dios” (dio = dios, koros = niño). Su madre era Leda, Reina de Esparta, que fue perseguida por el enamoradizo Zeus. Cuando ella rechazó las insinuaciones del dios, él se transformó en un cisne y la raptó. La Reina, que ya había sido preñada por su esposo, engendra entonces dos huevos de su amante el cisne. Del cascarón de uno de ellos salieron dos hijos mortales, Cástor y su hermana Clitemnestra, hijos del Rey Tíndaro. Del otro salieron los dos hijos divinos del dios Zeus: Pólux y Helena.

En este mito hay dos pares de gemelos, uno masculino y uno femenino. La mitad de cada par es mortal y la otra mitad es inmortal.

Los Dióscoros, unidos por el amor fraternal, nunca se separaban el uno del otro en ninguna de sus aventuras y se convirtieron en el orgullo de Esparta. Participaron de la expedición que fue en busca del Vellocino de Oro y también tomaron parte activa en la invasión de Atenas cuando se descubrió que Helena de Troya había sido raptada por el héroe Teseo.

Cástor era famoso como soldado y domador de caballos y Pólux como boxeador. Ambos ambiciosos, atrevidos, audaces, inquietos, llenos de vida y juventud eran conocidos por su tendencia a buscar aventuras y hazañas. Presiden la vida heroica juvenil y floreciente y como héroes se los veneraba no sólo en Esparta, sino también en la Hélade y Sicilia. Se destacaban en atletismo y eran entusiastas bailarines. En la danza de guerra que inventaron, veloz y fogosa, los dióscoros giran como pareja de danzantes mientras Atenea los acompaña tocando la flauta. La canción de Cástor precede al ejército espartano y al frente del ejército camina el antiguo símbolo de los dióscoros, ( ) la doble viga unida por travesaños.

Según el mito Cástor y Pólux pelearon con otro par de gemelos, Idas y Linceo. Idas mató a Cástor el gemelo mortal y Pólux a su vez mató a Linceo con su lanza. Zeus intervino en nombre de su hijo e hirió mortalmente a Idas con un rayo. La pena de Pólux por la muerte de su hermano era tan grande que imploró a su padre Zeus que le devolviera la vida o él rechazaba su inmortalidad sino podía compartirla con Cástor. Zeus conmovido, se compadeció de los hermanos y les permitió compartir sus destinos de vida y de muerte. Pertenecen a medias al Olimpo celestial y a medias al mundo subterráneo de Hades. Cambian de lugar en días alternos y se pasean de la oscuridad a la luz y de la luz a la oscuridad.

Los gemelos simbolizan una experiencia cíclica de opuestos, ya que cuando son mortales, deben probar la muerte y la oscuridad y cuando son divinos, la luz y los placeres de los dioses.

En la mitología romana encontramos a otros gemelos. Rómulo y Remo, fundadores de la ciudad de Roma. Eran hijos del dios de la guerra, Marte y habían sido criados por una loba. En este caso hallamos la pelea y la rivalidad entre los hermanos. Remo muere intentando matar a Rómulo. Remo es el gemelo “oscuro” que intenta destruir a su hermano “luminoso”, Rómulo.

Este par de fuerzas, la oscura y la luminosa, tiene que ver con el profundo dilema humano al que Carl Jung denomina “la sombra”, el enemigo interno, el hermano nacido en el mismo útero que no puede ser vencido y con quien uno debe estar en constante lucha.

En la Biblia también nos encontramos con Caín y Abel que, aún sin ser gemelos, simbolizan la polaridad del hermano “oscuro” Caín y el hermano “luminoso” Abel.

En la mitología sumeria hallamos a Inanna y Ereshkigal, las dos hermanas enemigas, en donde el aspecto luminoso tiene que aprender la muerte y la regeneración del aspecto oscuro.

El tema de la luz y la oscuridad penetra profundamente en la mitología e impregna la visión de las grandes religiones del mundo.

Los opuestos pueden variar. La batalla puede estar entre lo masculino y lo femenino, entre los valores intelectuales y emocionales, entre los objetivos espirituales y corporales o entre cualidades negativas y positivas.



Cástor Y Pólux

Josefa Parra Ramos (1)

Como bellas estatuas gemelas,
los nombres se entrelazan sin recato,
desnudos.
Bien sé que la locura os posee igualmente,
que las mismas salvajes laderas os recorren
los cuerpos adorables, oscurísimos cuerpos
donde el rizado vello se vuelve en contra mía
con el olor del ámbar y del lirio silente.

Os amo desde el borde del miedo.



(1) Nació en Jerez de la Frontera en 1965. Es licenciada en Filología Hispánica. Ha recibido los premios de poesía Breve Domecq (1989), Loewe a la creación joven (1995), además de haber sido dos veces finalista del Carmen Conde. Obra poética: “Elogio a la mala yerba”, “Tratado de cicatrices”, “Geografía carnal”.